Amenazas y oportunidades para México

Amenazas y oportunidades para México

El país ha sido muy atractivo para la inversión extranjera directa y en cartera. La crisis global actual permite establecer prioridades para mantener los actuales mercados y desarrollar nuevos.  

Son momentos difíciles para los mercados financieros y las economías en todo el mundo. Como resultado de la crisis del coronavirus, 2020 muy posiblemente va a ser de crecimiento cero a nivel global y las bolsas perdieron entre una cuarta parte y un tercio de su valor en el mes de marzo. 

Para países como México, con economías aun fuertemente ligadas con la producción petrolera, los más recientes estimados arrojan una caída de entre 2.5 y 4.5% en el Producto Interno Bruto (PIB) para este año, aunque algunos analistas  estiman una caída del 7%. La Bolsa Mexicana de Valores (BMV) retrocedió 24%. 

En medio de esta situación, la suerte del país como destino de inversión global depende de la forma en que pueda conservar sus fortalezas y hacer frente a sus debilidades. 

En los últimos años, México ha sido un país atractivo para la inversión extranjera, tanto directa como en cartera debido a factores como:  

1. La estabilidad en variables como tipo de cambio, tasas de interés y baja inflación, así como un manejo responsable de las finanzas públicas y de la deuda del sector público. 

2. Los tratados comerciales y la firma del T-MEC, lo cual da certidumbre al dinamismo de nuestras exportaciones y mantiene el interés de los inversionistas en seguir disfrutando de los beneficios del acuerdo con la economía más grande del mundo.   

3. La autonomía del Banco de México, en lo que respecta a las decisiones de política monetaria para poder mantener una estabilidad de precios en el país.  

4. El grado de inversión del país por parte de las agencias calificadoras internacionales, lo que ha permitido a inversionistas globales y fondos de inversión seguir invirtiendo en el país.  

5. Tasas de interés atractivas ofrecidas por México en el mercado de dinero. La tasa promedio ponderada que pagó el gobierno federal al 12 de febrero de 2020 fue de 7.29%, misma que descenderá tras la decisión de política monetaria del 20 de marzo pasado, pero que aún contrasta con los niveles de tan sólo 3.0% en el segundo semestre de 2015. 

La relativa estabilidad del tipo de cambio, que más bien consistió en una lenta depreciación a través de los años, es un factor que por ahora no está a favor del país. Sin embargo, la propia condición de libre flotación de la divisa va a favorecer que el peso encuentre un nuevo equilibrio una vez pasada la crisis. 

Al nombrar las fortalezas del país en los últimos años, se puede apreciar cuáles elementos hay que concentrarse en mantener. Es muy factible que, al final de la crisis, el T-MEC siga existiendo y recupere su papel como impulsor del desarrollo comercial de América del Norte y por tanto de la inversión extranjera directa en México. 

Respecto de la inversión extranjera en cartera, el equilibrio tendrá que considerarse con un alto grado de detalle. Por una parte, los pronósticos de recesión requerirían del Banco de México una política más expansiva, con la consecuente baja en las tasas de interés. Sin embargo, el ritmo no puede ser alto, dado el nivel de depreciación de la moneda y el monto de inversión extranjera que permanece en el país, aprovechando el alto diferencial de tasas con los países desarrollados. 

El factor del grado de inversión es otra gran prioridad. Ante el impacto del Covid-19 en el crecimiento económico y la baja de los precios del petróleo, a finales de marzo, S&P  bajó la calificación del riesgo soberano a BBB desde BBB+ y para las deudas en pesos de A- a BBB+ con perspectiva negativa, lo cual indica que podría haber un disminución adicional de la calificación en un plazo de 12 a 24 meses. 

Es altamente probable que el actual nivel de precios del petróleo haga insostenible el grado de inversión de Pemex, ante la imposibilidad de  mantener su plan de negocios por un menor flujo de efectivo. Ante esta situación es muy factible que Moody´s en cualquier momento haga una revisión de la calificación, quien mandaría a Pemex a grado especulativo.

La prioridad en ese sentido es mantener otra fortaleza: la salud de las finanzas públicas y los objetivos de superávit fiscal primario, contra viento y marea. Otra tarea pendiente, sería mejorar la confianza del sector privado y la dinámica de la inversión.

Si se mantienen estas fortalezas, habrá posibilidad en el futuro de terminar un gran pendiente: el desarrollo del mercado de capitales. En México sólo existen 145 compañías listadas en las bolsas de valores. Este número es superado en forma significativa por otras bolsas, como en la India, con 5,800 empresas listadas, el Japan Exchange Group con 3,419 o la de Brasil con más de 350 emisoras.

Un mercado de valores más vigoroso (en el que compiten ya dos empresas, la BMV y la Bolsa Institucional de Valores, BIVA) sería otro atractivo para la inversión extranjera. Viéndolo desde un punto de vista positivo, la fuerte baja en los múltiplos del mercado de valores puede ayudar a que futuras Ofertas Públicas Iniciales (OPI) tengan un mejor desempeño y más ventanas de oportunidad que en años pasados.

De 2014 a la fecha se han realizado únicamente 20 OPI, con un rendimiento promedio de -11%. A la vez que los emisores deben aprender a cumplir con objetivos de corto plazo, las ofertas pueden lanzarse al mercado con múltiplos P/VL más atractivos permitiendo con ello un mejor desempeño.

Para lograr un mercado de valores más profundo, también es preciso reformar nuevamente el sistema de pensiones. Actualmente, México tiene una de las menores tasas de contribución de los países miembros del OCDE, con aproximadamente 6%, cuando el promedio de la organización es de 18%. Si se llegara a incrementar a 10%, podría resultar en un crecimiento significativo en el mercado de valores y de paso dar solución a la insuficiencia en las pensiones para las futuras generaciones.

El retroceso del mercado también ofrece una ventana de oportunidad para fomentar una mayor cultura de inversión en los mercados bursátiles. Hoy existen apenas unas 250,000 cuentas abiertas en casas de bolsa, comparando con 20 millones en Estados Unidos. En la medida que los adelantos tecnológicos permiten una mayor inclusión de la población, el mercado bursátil mexicano podría fortalecerse también por el lado de la demanda.

La crisis del coronavirus, como otras, pasará, y lo que va a dejar a su paso es una larga de lista de oportunidades de atracción de inversión extranjera para los países que hayan sabido conservar sus fortalezas y combatir las amenazas.

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