Acefalia política

Acefalia política

Se suele utilizar el concepto de acefalia como sinónimo de vacío de poder en cualquier sistema, en el sentido de ausencia de gobernante o bien, de cabeza de gobierno.  

El vacío de poder se produce, entre otras razones, por el debilitamiento de la figura institucional en el poder, el fortalecimiento relativo de un grupo alternativo previamente sometido, la muerte o desaparición de la figura institucional en el poder, un equilibrio frágil entre distintos grupos en pugna y/o por la abdicación en la práctica de quien debe ejercer el poder legal y legítimamente y que, por incapacidad o negligencia, no lo ejerce.  

Se afirma que en realidad el vacío de poder no existe ya que siempre es ocupado por algún otro actor o jugador en el sistema debido a que se comporta como una relación de suma cero: lo que pierde uno lo gana el otro.  

Ejemplos de esto son el narcotráfico, la corrupción, algún desastre natural (un terremoto) o alguna epidemia (COVID-19). Cuando no existe esa autoridad, o cuando ésta no toma el liderazgo que se debería ejercer para dirigir las acciones que promuevan alternativas de solución, inmediatamente los grupos sociales asumirán el liderazgo en el espacio vacante, hasta que no puedan por razones inherentes a su falta de organización o dirección, o los quiten sus competidores o alguna autoridad superior. Puede ser mediante el retorno de la autoridad previa, una nueva autoridad que sustituya a la previa, o el “canibalismo” (anarquía) entre esos grupos sociales y políticos por la supremacía.  

La historia nos dice que a la sociedad en general no le gusta los vacíos de poder. En el caso de nuestro país, hemos tenido como respuesta, múltiples ejemplos de solidaridad y organización social, por ejemplo, la actuación de la sociedad durante los terremotos; cuando los ciudadanos se unieron para solucionar las respectivas emergencias, ante la aparente falta de capacidad del gobierno en turno.  

Cuando la sociedad no percibe la existencia de capitán ni de tripulación buscará irremediablemente protegerse. Las circunstancias que hoy se viven en México nos muestran parte de la película descrita, pero existe otra de cómo los gobiernos con tendencias autoritarias o populistas suelen responder a circunstancias similares. Generalmente lo que hacen es señalar culpables (nunca quienes gobiernan), por ejemplo, si “el ‘pasado’ hizo muy mal su trabajo y nos dejó sin recursos para operar el presente” o “las fuerzas económicas especuladoras que abusan de las circunstancias críticas”, o “las potencias internacionales que no tienen conciencia social y solidaridad con los países menos favorecidos”, o todas ellas juntas. 

La idea por supuesto, de ese tipo de gobiernos, es salir ‘bien librado’ y nunca asumir sus propias responsabilidades ante las crisis, en este caso, llamada sanitaria.  

La historia también nos ha enseñado que los problemas debemos analizarlos no sólo por sus efectos, sino por sus causas. La crisis de hoy y de mañana, no sólo fue causada por los precios del petróleo o por la recesión mundial o por la pandemia; fue causada, entre otras cosas, por la ausencia de liderazgo y de previsión.  

Pero como nunca existen vacíos de poder o acefalia política, la sociedad ya estará tomando el liderazgo, y probablemente lo veremos en 2021. 

 

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