Cadenas de Valor Social

Cadenas de Valor Social

La participación política comienza con la responsabilidad social… 

Hoy, en tiempos de pandemia, algunos, los más conscientes, se preguntan qué hacer y cómo actuar ante las circunstancias.  Éstas nos obligan a un diagnóstico sobre los “problemas-causa” y no solo sobre los “problemas-efecto”; así como a no solo defender la salud humana, sino también la política y la económica. Por tanto, es importante tratar de responder a esas preguntas para que esta lamentable situación no acabe por debilitar aún más las cadenas de producción de valor social.

Si el diagnóstico que antecede el “qué” y el “cómo” hacer, es aquel donde la sociedad cada vez más tiene que hacerse cargo de sí misma y de los problemas sociales, entonces hay mucho por y para hacer. Esta idea en el contexto de un vacío de poder, de una ausencia de liderazgo y donde quienes encabezan un gobierno que tiene la responsabilidad de prever y actuar durante la emergencia, en este caso, sanitaria, la sociedad tiene que responder.

Debemos de recordar, antes de cualquier otra cosa, que todos los problemas sociales, por definición, le pertenecen a la sociedad y no al gobierno o al Estado. Y cuando la sociedad supone que los problemas sociales son del gobierno entonces quienes gobiernan o el Estado toman los espacios y las funciones que a la sociedad le corresponden, pero que no puede o no quiere hacerse cargo.  

El principio que rige y debe regir en cualquier sistema es el de subsidiariedad: toda la sociedad que sea posible y todo el Estado que sea necesario. Cuando se rompe ese equilibrio entonces suele costarle muy caro a la misma sociedad y debido a que el Estado comienza a tomar propiedad o funciones que solo le pertenecen a la misma sociedad. Y ese equilibrio dinámico solo se mantiene o se sostiene cuando contamos con una sociedad responsable y que asume esa responsabilidad y no deja que ningún otro actor se involucre donde solo ella misma tiene competencias y obligaciones. 

En las emergencias o en las contingencias y desastres naturales es obvio que el Estado o el gobierno tiene que actuar inmediatamente en tanto la sociedad no pueda hacerse cargo de la situación, pero una vez que el Estado o el gobierno hayan actuado eficientemente y optimizando los recursos fiscales que son de la propia sociedad, deben retirarse y dejar que la sociedad actúe y genere ese valor social que solo ella puede generar.

Tampoco podemos obviar que la responsabilidad social está asociada a las capacidades de respuesta que tenemos como individuos, familia, como empresas, universidades, organizaciones, gobiernos, y como sociedad en general.  Así, si una sociedad tiene capacidades para movilizarse y presionar a las instancias de cualquier tipo para que, por ejemplo, gestionen adecuadamente sus demandas, entonces esa es su responsabilidad. Dado que tiene capacidades y recursos para presionar, en este caso, entonces esa es su responsabilidad, su responsabilidad social.  Igualmente si un individuo en lo particular tiene recursos que puede distribuir o gestionar para solucionar problemas sociales o de su entorno, entonces esa es su responsabilidad. 

Con cierta perspectiva podríamos imaginarnos que todos en realidad somos sociedad, solo que esa sociedad opera ya sea en la sociedad organizada, en la empresa, en los sindicatos, en el gobierno, en la justicia, etc; en cualquier ámbito se encuentra la sociedad. Suponer que porque yo, trabajador o empleado de gobierno o de un partido político, no tengo responsabilidad social es un absurdo. En realidad todos somos sociedad, solo que operamos en diferentes ámbitos de la vida y desde esos ámbitos generarnos o no valor. Por tanto, un político cuya responsabilidad primigenia es el bien común, él genera o debe generar valor social desde esa responsabilidad. Un empresario desde su empresa, generando empleo y riqueza, debe y genera valor social. 

Todos ellos, de hecho, individuos, familias, empresarios, políticos, empresas, organizaciones sociales, escuelas, sindicatos, gobiernos, partidos, cámaras de representación, etc., son eslabones que conforman múltiples cadenas de producción de valor social.  Cuando alguno de esos eslabones se debilita o se rompe, entonces el nivel de productividad social disminuye y todo el sistema paga por ello.  Toda la sociedad paga por ello.

En ese sentido se suele pensar que los problemas económicos de una empresa son económicos, o que los problemas de un gobierno son problemas políticos, o que los problemas de las asociaciones civiles son problemas exclusivos de ellos, y no es así.  Todos ellos en realidad son problemas sociales, porque al final tanto la política como la economía y la sociedad civil están ordenados hacia un solo fin:  la generación de valor social.  

Cuando algún político no gobierna para todos, suponiendo que solo los que menos tienen requieren de ayuda subsidiaria, está cometiendo un gran error porque en realidad no solo los más necesitados requieren de ayuda sino también aquellos que son generadores de riqueza porque esa riqueza en realidad nunca es monopólica, sino que se desparrama para muchos más actores y no solo a los dueños del capital.

Si no alcanza a ver que al no evaluar el impacto social que pudiera tener el cierre masivo de empresas está afectando profundamente a toda la sociedad en su conjunto entonces su diagnóstico está totalmente equivocado y por consecuencia generará graves costos para la sociedad.  Rompe con el gran eslabón de la generación de valor económico y por tanto social. O cuando un llamado empresario pone por delante el empleo a costa de poner en riesgo la vida y la salud de sus empleados y sus más cercanos, no alcanza a ver que el daño que causa va más allá del estado de resultados de sus propias empresas. Los dos personajes no están entendiendo que tanto gobierno como empresas en realidad son parte de una gran cadena de generación de valor social.

Pero independientemente de la mezquindad de algunos individuos, que se manifiesta carcomiendo eslabones de esas cadenas, la sociedad en general suele huir y rechazar ese tipo de pseudo liderazgos y lo normal es que ella misma se organice, se proteja y se solidarice para fortalecer esos eslabones y cadenas sociales. Al final, ese tipo de comportamientos siempre representan vacíos de poder que la sociedad no suele tolerar y reacciona tomando el control sobre su propio destino ante la ausencia de mando y autoridad desde el poder legitimo y legal.

Bajo el supuesto que en estas circunstancias debemos de cuidar las libertades económicas y sociales y debemos ser mucho más solidarios y así cuidar esos eslabones para fortalecer y no descuidar a toda la sociedad y con ella nuestro sistema democrático:

a) Que cada uno revise su inventario de capacidades para evaluar cómo compartirlas de la mejor manera posible.

a. Promoviendo el consumo local

b. Ahorrando

c. Tratando de mantener los costos fijos y reducir los variables

d. Pensar desde la oferta y reinventarnos

 

b) Que desde la empresa prevalezca de la mejor manera posible el proteger el empleo y la salud.

a. Promover el trabajo en equipo y fortalecer la solidaridad

b. Mayor comunicación y pensar fuera de la caja

c. Trabajar con toda la cadena productiva y protegerse

d. Pensar desde la oferta

 

c) Que desde el ámbito de la política la racionalidad prevalezca

a. En un escenario donde todos pierden lo prudente es que todos perdamos lo menos

b. Favorecer a unos a costa de otros divide a la sociedad

c. Fortalecer el liderazgo

 

Los escenarios catastrofistas pululan, salgámonos de esa tendencia.  Pensemos que también podríamos estar ante una gran oportunidad, ante la gran ocasión de salir mejor que como entramos o nos dejamos que nos metieran. Protejamos a las cadenas de valor social que subsistan.  Como dicen que decía Galeano: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar al mundo”. 

Siempre habrá apetitos monopólicos económicos, políticos y sociales que debilitan esas cadenas sociales, y en algunos casos las llegan a romper, pero quienes hace fuerte a un país no son los individuos con poder, son aquellos que tienen autoridad y la sociedad tiene más autoridad que quienes ostentan el poder.  Y esa autoridad nos obliga a al actuar responsablemente por el bien propio y el bien común.  

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